Me acuerdo perfectamente de la primera vez.
Acababa de volver de pasar 3 días viviendo y durmiendo en un Klotok (una pequeña embarcación tradicional de madera que navega por el río Sekonyer, en Borneo). Imagínate, 3 días transitando la selva en busca de orangutanes, durmiendo al raso sobre el río, rodeada de mil sonidos que no podía distinguir. No me podía creer que estuviera allí.
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Al volver a la aldea nos hospedamos en un modesto Homestay, el baño estaba en el exterior y no tenía agua corriente. En lugar de la ducha a la que estamos acostumbradas había 2 tablones de madera y un montón de plantas como paredes, una palangana llena de agua y dentro una jarra con asa que haría las veces de grifo. A mi me pareció precioso y perfecto (aunque era poco objetiva, el deseo de sentirme limpia era bastante fuerte)
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Para ese viaje había comprado un champú sólido, sería más fácil de transportar y facturar con tanto vuelo. No lo había usado nunca y estrenarlo allí, bajo el cielo y rodeada de verde fue una experiencia sensorial que se me ha quedado grabada en la retina.
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Para esta sesión fotográfica quise mezclar los atributos de Laina con la sensación que hizo que me enamorara de la cosmética sólida ♥︎ Espero que lo disfrutes.








